Holy Ground
This summer and early fall has been an experience of Holy Ground for me. Holy Ground is that moment when we come face to face with the presence of God and God’s demands on our life at that moment. In July, I went to Green Lake for the All Staff Gathering and met colleagues that I only knew on paper. We laughed, worshiped, prepared skits and planned for the future. I watch as the missionary kids shared their needs in the planning sessions with eloquence and touched our hearts. Did we as parents have anything to do with those extraordinary human beings?
HOLY GROUND!
I met with leaders from our supporting churches that came to the World Missions Conference. There we worshiped in many different styles, which made some people uncomfortable yet God was present through it all. I met with people who were searching for God’s direction as they pondered the call to missionary service. I met with leaders from around the world and somehow our world became a lot smaller. I prepared workshops and shared with people at the Missions Display Hall. I purchased beautiful items from their displays and felt blessed at being part of this community.
HOLY GROUND!
I returned home and, together with my colleagues, planned a prayer vigil for the undocumented and unaccompanied minors that were in the news during the summer. I visited Friendship Park on the border area between Chula Vista, California, and Tijuana and felt in my heart the separation and pain of the border. I had Communion at the border and tried hard to see who was on the other side. The fence was covered with a grate and you could only touch someone from the other side with the tip of your finger. I heard a voice and was surprised to discover that the person on the other side was my colleague and friend Adalia.
HOLY GROUND!
I’ve been teaching my classes on Church History, Eschatology and Conflict Transformation and am learning more about my students. Each day the Holy Spirit touches my heart, redeems my soul and continues to transform me. Sometimes that experience hurts as I realize that there is much in me that needs to change. I continue to speak about the Church and our role in the world, and those words continue to challenge me. I am planning a Thanksgiving trip to Chiapas to teach an intensive course in Church History and am wondering what God will be teaching me through this experience.
HOLY GROUND!
As I write this newsletter, I am conscious of the turbulent times in which we are living: ISIS, beheadings, Ebola, wars, gun violence and violence in general, refugees searching for safety, hunger, etc… At the same time I am aware of a culture that continues it its thirst for things: new houses, cars, new experiences—people trying to fill the void for meaning—and I include myself in the desire for things. As I ponder these turbulent times, I ask for God’s guidance and for God to straighten my pathways. I ask for safety for my colleagues around the world as they strive to serve in diverse cultures. I ask for our churches here in the United States as they continue to be faithful in their service to their communities and also as they serve with us in our ministries. I pray that you may find yourself like me on HOLY GROUND and that you may respond to God’s demand upon your life. Take these words into consideration as you plan your support of my ministry and those of my colleagues through the World Mission Offering and through the targeted support of specific missionaries and ministries.
Tierra Santa
Este verano y otoño ha sido para mí una experiencia de tierra santa. Tierra Santa es el momento cuando nos encontramos cara a cara con la presencia de Dios y con las demandas de Dios sobre nuestra vida en esos momentos. Durante el mes de julio estuve en Green Lake, WI para la reunión de todo el equipo misionero y conocí a colegas que sólo había conocido en papel. Juntos nos reímos, adoramos, preparamos dramas y planeamos para el futuro. Observé a nuestros hijos/hijas de misioneros mientras ellos compartían sus necesidades en las sesiones de planeación con mucha elocuencia. Ese compartir de nuestros hijos e hijas tocó me corazón. ¿Es posible que nosotros como padres hayamos tenido algo que ver con esos seres humanos tan extraordinarios?
¡TIERRA SANTA!
Me reuní con líderes de las Iglesias que nos apoyan que llegaron a la Conferencia Mundial de Misiones. Juntos adoramos en muchos estilos diferentes que nos hicieron sentir un poco incómodos sin embargo Dios estaba presente. Conocí a personas que estaban explorando y buscando la dirección de Dios mientras ellos discernían el llamado al servicio misionero. Me reuní con líderes de alrededor del mundo y de alguna forma maravillosa nuestro mundo se hizo más pequeño. Preparé talleres y compartí con personas en el salón donde se encontraban las mesas de los misioneros. Compré muchos artículos procedente del ministerios de los colegas y me sentí bendecida al formar parte de esta comunidad de fe.
¡TIERRA SANTA!
Regresé a mi casa y juntos con mis colegas de Baja planeamos una vigilia de oración para los niños y menores no acompañados y sin documentación que viajan solos a través de la frontera que estuvieron en las noticias este verano. Visité el parque de la amistad que se encuentra en el área fronterizo entre Chula Vista, CA y Tijuana, México y sentí en mi corazón la separación y el dolor de la frontera. Tomé la santa cena en la frontera y traté de ver quien se encontraba al otro lado de la verja. La verja está cubierta por una reja de hierro y sólo puedes sentir la superficie del dedo de la otra persona con la orilla del dedo suyo. Escuché una voz y estuve sorprendida cuando descubrí que esa voz le pertenecía a mi colega y amiga Adalia quien se encontraba al otro lado de la verja.
¡TIERRA SANTA!
He estado enseñando clases sobre historia de la Iglesia, escatología y transformación de conflictos y he estado aprendiendo más acerca de mis alumnos. Cada día el espíritu santo toca mi corazón, redime mi alma y continúa el proceso de transformación de mi persona. A veces esa experiencia duele ya que me doy cuenta que hay mucho en mí que necesita ser cambiado. Continúo hablando acerca de la Iglesia y su rol en este mundo y esas palabras son retadoras para mí. Estoy planeando un viaje durante la semana de Acción de Gracias para ensenar una clase intensiva sobre historia de la Iglesia en el estado de Chiapas. Ya estoy pensando acerca de qué será que Dios me querrá enseñar a mí a través de esta experiencia.
¡TIERRA SANTA!
Mientras escribo este artículo estoy consciente de los tiempos turbulentos en los cuales estamos viviendo; ISIS, personas torturadas y decapitadas, Ebola, Guerras, la violencia con armas y la violencia en general, los refugiados en busca de seguridad, el hambre, etc… A la misma vez estoy consciente de nuestra cultura que nos mueve a aspirar y desear COSAS; una sed de casas nuevas, autos nuevos y experiencias nuevas. Este deseo en sí no es malo y me incluyo entre las personas que luchan con estos deseos por las cosas materiales. Le pido a mi Señor que balancee estos deseos de acuerdo a su voluntad. Mientras que medito acerca de estos tiempos turbulentos, le pido dirección a mi Señor; que él allane mis caminos. Le pido por la seguridad de mis colegas alrededor del mundo mientras ellos intentan servir en sus diversas culturas. Le pido por nuestras Iglesias aquí en los estados unidos mientras ellas continúan su tarea de ser fieles en su servicio a sus comunidades y también por su servicio junto con nosotros en nuestros ministerios. Le pido al Señor que ustedes también se puedan hallar sobre la TIERRA SANTA y que puedan responder a las demandas de Dios sobre su vida. Tomen estas palabras en consideración mientras estén planeando su apoyo del ministerio en Baja o el de mis colegas alrededor del mundo a través de la Ofrenda Misionera Mundial y a través del apoyo específico de misioneros y sus ministerios.