Hechos y Amor en Acción: BGsEtAl 2021Abr; Vol. XXI Núm. 07; Qué te daré, Maestro…

Este mes es el más detestado del año. A nadie le gusta pagar impuestos y las oficinas de CPA corren pidiendo extensiones para clientes que se atrasan en enviar sus documentos. Recién salimos de la Semana Santa y es el segundo año consecutivo en que es diferente a todas las anteriores, por la pandemia que sigue afectándonos…

Al meditar cada día en Su Palabra y usar himnos para enmarcar nuestra meditación, hay uno muy conocido que sigue en la mente y el corazón: ¿Qué te daré, Maestro? Agradecemos a la Hna. Nitza Cumba (Iglesia Bautista Nueva Ebenezer en Cidra, Puerto Rico) quien nos recordó la letra y nos grabó un audio del himno, aunque no pudimos compartirlo por este medio. En su defecto compartimos el siguiente enlace junto con la letra.

http://himnarioevangelicolatinoamericano.blogspot.com/2016/03/que-te-dare-maestro.html (audio del himno)

Cuántos de nosotros nos enfocamos en las finanzas al pensar en dar a Dios lo que es Suyo… Los diezmos, las ofrendas y el dinero son solo algunas de las maneras de expresarle gratitud por Su amor y sacrificio en nuestro lugar.

Él es nuestro Señor y Salvador y dio todo por ti, por mí y por quienes crean en y lo acepten a Él. Murió, nos redimió, nos da lo que necesitamos… ¿Cómo retener tiempo y vigor, talento y ardor si son Suyos? Después de todo, cuanto somos y tenemos es por Su gracia y solo administramos los recursos que nos confía; con frecuencia para bendecir a otros…

Al pensar en esta temporada de impuestos que le sigue a la Semana Santa, sigamos meditando en Su amor y sacrificio. Mostremos gratitud por lo que de Él recibimos a diario. Consideremos que en medio de esta pandemia, y tantas personas que hemos perdido o han sido afectadas, Él sigue siendo el Señor y Salvador que nos ama y compró con Su sangre nuestra eternidad. Nos ama tanto que está preparándonos morada. ¿Acaso no es eso motivo de celebración cuando nuestra morada mortal es tan frágil y se corrompe con tanta facilidad?

Seguramente, desde marzo del 2020, ninguna persona puede decir que ha salido ilesa de esta pandemia. Habremos perdido a una persona (y a más de una) por el COVID-19 y tantas otras enfermedades a las que nos exponemos. Despertamos en la mañana sin saber si veremos el resto del día. Este año hemos perdido personas que amamos y cuyos corazones se detuvieron sin previo aviso o un adiós…

Esto nos mueve a preguntarnos, ¿qué darle al Maestro mientras tenemos vida y aliento? Le damos lo mejor al discipular a quienes trae a nuestro paso. Le damos lo mejor al cuidar la comunidad Wayuu en La Guajira y los de Riohacha que cuentan con rercursos limitados para cuidarse. Le damos lo mejor al cuidar de migrantes de Venezuela en Colombia procurando que las iglesias en Cúcuta tengan lo necesario para cuidarles. Le damos lo mejor al buscarlo cada día a través de Su Palabra y en constante comunicación y oración…

Damos gracias pues muchos de uds siguen proveyendo para nuestras necesidades, asegurándose que tengamos el 100% de oración, el 100% de acompañamiento, y (casi) el 100% del apoyo económico continuo. Al cuidarnos, cuidan a quienes mencionamos en el párrafo anterior.

“Hijo mío, entrégame tu corazón, y no apartes la mirada de mis caminos.” (Proverbios 26.23 RVC). Homer W. Grimes basó el himno en este verso. Oramos que entreguemos nuestro corazón al Señor y mantengamos la mirada en Sus caminos. Recordemos que más allá de las finanzas y los impuestos, ambos necesarios en el mundo que vivimos, lo que Dios más desea es tu y nuestro corazón. Y de esos corazones que le entreguemos, nos moverá a entregar tiempo y vigor, talento y ardor. ¿Te animas?

Extendiéndonos hacia la meta “dándole nuestros corazones”,
tus BGs El Al

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