El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-20
El 3 junio de 2018 erupcionó el Volcán de Fuego. A eso de las 6:55am empezó a expulsar cenizas finas ardientes de manera continua. A las 2:00pm, furiosamente tronó y expulsó gases volcánicos y ardorosas rocas y cenizas a más 600 grados de temperatura; y llenó a Guatemala de luto, dejándola entristecida, con muchos muertos, muchos heridos de gravedad, muchas personas y aldeas sepultadas, muchos desaparecidos, muchos evacuados y albergados en refugios, mucha infraestructura eléctrica y vial colapsada y muchos cultivos que sustentan a esas comunidades aniquilados.
Y fuimos varias veces a los albergues en Escuintla. En el entra y sale de la ayuda solidaria, entramos nosotros con la ofrenda que dieron los Ministerios Internacionales y Globales de mis iglesias, y en nombre de ustedes compartimos comida (pollo, verduras, vegetales, huevos), jabón para lavar ropa, desodorante y otras ayudas; y el 29 de octubre de 2018, material de construcción para un espacio comunitario en el albergue.
En el albergue platicamos con muchas gentes. Uno de ellos fue Julio Roberto, un joven de unos 26 años de San Miguel Los Lotes. Su aldea quedó completamente soterrada e inhabitable. Julio era el percusionista y vocalista del conjunto musical de la iglesia Misionera. Él salvó a su esposa, sus 2 niñas, su madre y su padre, pero casi todos los de su aldea quedaron sepultados. Su pastor y la esposa murieron, el director del conjunto musical y el tecladista, y con ellos 18 familiares, perecieron, y perdieron todo. Nos dolió escuchar su historia en lágrimas.
Ese mismo día, intentamos ir a San Miguel Los Lotes, pero el paso a la aldea estaba cerrado. Frente al retén estábamos a las 2:00pm, y esa hora estaban regresando residentes que temprano habían ido excavar con ayuda internacional para encontrar a sus muertos. Allí los escuchamos, sentimos su dolor y oramos y lloramos con ellos.
Lety y Hugo, hermanos, y su cuñada olían a cuerpos descompuestos. Nos dijeron, encontramos a nuestro hermano. Ahí está, señalaron a una pickup negra al frente de nosotros. A nuestra madre la hallamos días antes, pero nuestro padre aún no aparece.
Irma & Mirna Pamal, en sollozos nos decían, aún no hemos encontrado a nuestro hijito y sobrinito de 17 años. El día que explotó el volcán, salió sano y salvo de la aldea a la carretera, pero al darse cuenta de que yo, su madre, no estaba, se devolvió a buscarme, y no regresó.
Hondo nos embargó su dolor.
Como Concejo Ecuménico Cristiano de Guatemala concertamos las voces cristianas (episcopales, católicas, luteranas, menonitas, presbiterianas, bautistas, pentecostales), y llamamos a cuentas al estado guatemalteco. Celebramos 3 conferencias de prensa seguidas de oraciones públicas. En la última, el 3 octubre de 2018, a 4 meses, a 240 días de la tragedia provocada tras la erupción del Volcán de Fuego, dijimos:
1) Nos duele la situación lamentable de cientos de familias afectadas por esta tragedia, cuyas realidades se hacen más duras al pasar el tiempo, encontrarse muchas de ellas todavía albergadas en centros educativos, sin las condiciones mínimas que garanticen una vida digna (hacinadas, sin privacidad, vulnerables a abusos de cualquier índole y enfrentadas a la disminución de la ayuda humanitaria); sintiendo desesperanza, sensación de abandono, decepción y enojo.
2) Nos preocupan las familias que, al no obtener viviendas en zonas seguras, han vuelto a habitar las zonas aledañas al Volcán de Fuego, y así exponiéndose a nuevas tragedias, que pueden ser ocasionadas por el descenso de lahares, según lo advierten 2 entidades públicas, el INSIVUMEH y CONRED.
3) Nos alarma la incertidumbre y la zozobra de las familias, ante la falta de voluntad del gobierno por priorizar esta temática, así como su desinterés por establecer canales efectivos de comunicación directa y precisa que informen a las familias damnificadas sobre los avances en la gestión y respuesta a las crisis que enfrentan. Nos enfada que el gobierno haya sobrevalorado el costo de las viviendas, y que por sus corruptos manejos se haya detenido la construcción de las casas. Las familias están lejos de ver una solución permanente a su desalojo, por lo que tendrán que permanecer mucho más tiempo en condiciones infrahumanas en los albergues. Ante tal situación, las contrapartes del Concejo Ecuménico en Escuintla están viendo la construcción de 100 viviendas dignas al costo de 26,000 dólares por unidad habitacional.
La negligencia nos indignó.
Y oímos un desafío que es para todos: Guatemala sufrió la erupción del Volcán de Fuego, el huracán María devastó a Puerto Rico, y aún no se levanta, Indonesia, un tsunami, México, terremotos…, desastres naturales y víctimas por doquier. En ese caos y desasosiego, Dios mueve su espíritu y principia vida. Eso les dijimos a nuestros hermanos y hermanas de San Miguel Los Lotes.
Ayuda humanitaria, necesaria
Justicia, la exigencia.
El orden que era un desorden
se quebró,
negligencia se evidenció,
y del caos,
nueva Creación,
pasos derechos,
derechos para los y las que,
en estado de shock
expulsan y expropian:
Nueva creación.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Génesis 1:1-3