This is Roderick, a child who is only 1-1/2 years old, who is being raised in my house because his mother helps me with the housework. He came to my house when he was only two months old and so he is with me while I am operating the daily tutoring program at my house.
Every morning and afternoon we have a time of singing and we pray that God will bless our work and that of the students. Roderick has learned to make the gestures of the songs when we sing and also when we say, “We are going to pray, and when we pray we bow our heads and close our eyes.” He moves forward, facing the chair that he has in his play area and assumes the position of being in prayer. Perhaps he cannot repeat the prayer or understand our prayer to God, but when we say “Amen” he stands up straight and continues playing.
It is never too early to start sowing the seed of the word of God in our children. God will make sure that his blessed word becomes meaningful for their lives and consequently for the lives of their families.
I thank God for being able to make an impact on Roderick and also on the other 55 students in our tutoring program who are learning the need to make a special place in their hearts for God.
Este es Roderick, un niñito de un año y seis meses que se está criando en mi casa porque su mamá me ayuda con las tareas domésticas. Llegó cuando tenía dos meses de nacido y ha estado todos estos meses en contacto con las actividades diarias del Programa de Tutorías Escolares que funciona en mi casa.
Cada mañana y cada tarde hacemos un período de cánticos y oramos para que Dios bendiga nuestro trabajo y el de los estudiantes. Roderick ha aprendido a hacer los gestos de los cánticos cuando los cantamos y también cuando decimos: “Vamos a orar y cuando oramos las cabezas bajamos y los ojos cerramos”, el se inclina frente a la sillita que tiene en su corralito y a su manera asume la posición de orar. Tal vez el no puede repetir la oración ni entender nuestra oración a Dios, pero, cuando decimos “Amén”, el se endereza y sigue jugando.
Nunca es muy temprano para ir sembrando la semilla de la Palabra de Dios a nuestros niños y niñas. Dios mismo hará que su bendita Palabra vaya tomando sentido en las vidas de ellos y por consiguiente en la vida de sus familias.
Agradezco a Dios por poder estar en contacto no sólo con Roderick sino también con los otros 55 estudiantes de nuestro programa escolar que van entendiendo la necesidad de darle un lugar muy especial a Dios en sus corazones.